Lenguaje Universal Montessori



El lenguaje es la herramienta por la que atraviesa todo el conocimiento que el ser humano puede adquirir, es más, es a través del lenguaje que concebimos la idea de nosotros mismos, del cosmos y todo lo que lo conforma. Todo lo que conocemos, necesariamente, ha tenido que ser transmitido mediante el lenguaje (En todas su formas) de una persona a otra, es mediante el proceso de paso de información de una persona a otra que la noción de que algo existe se formula, cognitivamente, creamos el mundo que nos rodea en función de nuestra capacidad de nombrar lo que nos rodea. En este sentido, el lenguaje es la base sobre la que se construyen y desarrollan todas las áreas del ser humano. La Dra. Montessori (1949) sostiene que “El lenguaje tiene tal importancia para la vida social que podemos considerar lo como la base de la misma […] El lenguaje determina aquella transformación del ambiente que denominamos civilización”. 
Además de favorecer nuestro desenvolvimiento cognitivo en el entorno social, el lenguaje cumple una función aún mayor ya que permite amalgamar nuestras tendencias naturales con la voluntad consciente o el deseo personal de cada uno de nosotros, de esta manera, nos permite introducirnos en el constructo social del entorno y, en función de nuestras habilidades, aportar con las ideas y visiones personales de cada uno, es por esto que podemos decir que el lenguaje es una creación supra natural consiente. En el sentido más abstracto de la palabra, toda idea o conocimiento es una noción que tenemos en el interior y ansía ser manifestada, el lenguaje es la manifestación de la idea.
 De igual manera, el desarrollo del lenguaje acompaña de manera paralela y, en definitiva, ordena el desarrollo mental del niño. El lenguaje permite crear significados mediante la asociación, orden de pensamientos y de esta manera interviene en la formulación de concepciones de nuestro mundo interior y exterior.
 Considerando la gran incidencia que tiene el lenguaje en nuestras vidas, no es de extrañarse que en los niños exista una motivación natural y un placer por la exploración del lenguaje en todas sus formas y toda una serie de mecanismos fisiológicos, neurológicos y psicológicos que lo acompañan. Tanto a nivel cerebral como a nivel cognitivo, existen áreas destinadas al proceso de codificación y decodificación del lenguaje y, mediante este ejercicio, nos desarrollamos en el proceso de abstracción de fijar imágenes mentales y asociarlas con otras. Toda esta maquinaria es puesta en funcionamiento al máximo de sus capacidades cuando el niño se encuentra practicando sus habilidades de comunicación, interpretación y creación, cuando experimenta el placer de leer, cuando transmite una idea a alguien más, cuando plasma una imagen mental sobre un papel, cuando ejerce el lenguaje.
 Es importante considerar que cuando uno guía el desarrollo del lenguaje en un niño, está guiando la manera en que la energía particular de esa persona se manifestará por el resto de su vida. El lenguaje le permitirá al niño amplificar sus impulsos naturales e introducirse en la construcción social del entorno, guiarle a una expansión del vocabulario es guiarle a una expresión clara de su ser, y nutrir su deseo de comunicación es otorgarle aquello que necesita en su constante esfuerzo por elaborar pensamientos, guiarle a su primera conquista que es el lenguaje. Uno no otorga el lenguaje al niño sino que acompaña en su propio proceso de desarrollo, Montessori (1949) menciona que “La madre no enseña el lenguaje al niño, sino que el lenguaje se desarrolla naturalmente en él como una creación espontanea”.
En este sentido, debemos considerar que el trabajo que se realiza con el lenguaje no se limita simplemente a la adquisición de una lengua o al correcto uso de una serie de reglas gramaticales u ortográficas, sino que su verdadera función se encuentra en lo más profundo de la mente humana. El lenguaje no es una habilidad imitativa evolutiva, no se trata de un ejercicio incesante de envío y reenvío de mensajes entre unos y otros, existe un factor creativo y explosivo que entra en cuestión y aporta con la creación infinita de nuevos conceptos, nuevas imágenes, nuevos elementos y nuevas ideas en lo que conocemos o creemos conocer. Es gracias a este elemento creativo que el arte no solo existe, sino que emerge de nuestro interior como una expresión de nuestro ser que demanda ser manifestada, ya que toda obra de arte implica una “imagen” mental que el artista lleva dentro, manifiesta y transmite para que un observador pueda interpretar y terminar de dar vida a la obra, guiar en el lenguaje otorga a la guía la maravillosa oportunidad de abrir las puertas al mundo sublime de la creación artística que ha acompañado al ser humano desde el inicio del tiempo.
 Existe una ganancia mayor, la comunicación en el lenguaje, edifican los cimientos de la sociedad y proporciona el orden para el pensamiento consciente. El lenguaje manifiesta la esencia que cada individuo lleva en su corazón. 

LuLi

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

- Montessori, M. (2015). La mente absorbente del niño. Países Bajos. Montessori-Pierson Publishing Company. (Trabajo original publicado en 1949).

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