Vida Práctica
Cada ser que compone el universo se encuentra regido por una urgencia primitiva de satisfacer necesidades básicas de nuestro cuerpo, mente y espíritu. Esta búsqueda natural nos ha impulsado, desde un origen, a la constante creación de estrategias, herramientas, costumbres y hábitos que moldean permanentemente nuestra manera de actuar, expresar y relacionarnos. Como un motor interno, existe dentro nuestro una motivación superior de supervivencia que nos lleva a movernos, desenvolvernos en el mundo que nos rodea, comprender, comunicar, crear e imaginar. Montessori (1986) dice que “Podemos decir que hemos nacido con un estímulo vital (Horme) ya organizado en la estructura general de la mente absorbente y cuya especialización y diferenciación están anunciadas en las nebulosidades” (p.130). No sería posible hablar de una conciencia, de una inteligencia y una civilización sin ese empuje natural por sobrevivir. Si nos remitimos al origen de nuestras capacidades cogni...